El pescado es una fuente importante de proteínas, minerales, vitaminas y ácidos grasos esenciales para el organismo, como el omega 3, de manera que es un alimento fundamental en nuestra dieta.
Un pescado realmente fresco, es decir, recién capturado, es lo mejor en términos de salud, pues conserva la mayoría de sus propiedades intactas. Sin embargo, en muchos casos lo que nos venden como fresco no lo es en absoluto, con lo que el pescado congelado cobra importancia al aportarnos más y mejores nutrientes.
Ciertos signos revelan que el pescado ha perdido su frescura: ojos apagados, branquias sin brillo y amarillentas, además de que comienza a oler. Normalmente no reparamos en que cuando el pescado llega al mercado han podido pasar varios días desde su captura, ha podido sufrir en el transporte y es probable que se haya conservado en cámaras en los propios establecimientos, lo que hace que su calidad disminuya y que pierda cualidades nutricionales. Frente a esto tenemos la alternativa del pescado congelado, que en muchos casos conserva más cualidades que el que nos ofrecen como fresco.
El proceso de congelación
La congelación de pescado se lleva a cabo en los propios barcos pesqueros, que son verdaderas fábricas, por lo que la frescura de los ejemplares al congelarse es óptima, conservando al máximo el valor nutricional y evitándose el crecimiento y desarrollo de bacterias.
Si bien es cierto que la congelación destruye algunas vitaminas del pescado, el resto de nutrientes –proteínas, ácidos grasos esenciales y minerales– se conserva en perfectas condiciones siempre y cuando se respete la cadena de frío; por ello es muy importante que se mantengan las temperaturas adecuadas de congelación desde que el pescado se congela hasta que llega al hogar. Al respecto, te sugerimos que cuando vayas de compras, dejes para el final incluir en tu carrito los productos congelados y que éstos sean lo primero que guardes al llegar a casa. Lo anterior también asegura que el sabor y la consistencia del pescado no se alteren.
Asimismo, en el proceso de congelación se agregan conservadores alimentarios para garantizar la seguridad del alimento, preservar su frescura, sabor, aspecto y textura, así como para mantener su calidad durante el almacenamiento. Estos deben ser aprobados por las autoridades correspondientes, que establecen límites estrictos en cuanto a la cantidad y el tipo de sustancias que pueden emplearse, y deben figurar en la lista de ingredientes del empaque.
Ventajas del pescado congelado
· Está disponible durante todo el año.
· La congelación alarga la duración del producto. Mediante este proceso, el pescado se conserva en perfecto estado durante meses, lo cual permite realizar su compra de forma esporádica.
· Es muy práctico para quienes no tienen tiempo de hacer compras a diario y adquirir productos frescos.
· Al tenerlo de reserva en el congelador, es útil para visitas inesperadas y para preparar una comida rápida.
· Existe una amplia gama de pescados congelados (blanco oriental, basa, barbero, atún…) con los que se pueden preparar platillos variados y nutritivos. Además, la mayoría carece de espinas, no es necesario limpiarlos y vienen en prácticas presentaciones, como filetes, lomos y barritas. Incluso se encuentran pescados empanizados o previamente condimentados (al ajillo, a la talla, con pimienta y limón, al guajillo…).
Para tomar en cuenta
· Al comprar pescado congelado, revisa que el empaque no esté roto o abierto.
· El pescado debe conservarse en congelación a una temperatura máxima de -18º C. Recuerda que una vez descongelado, no debe volverse a congelar.
· Lee las instrucciones del producto en cuanto a recomendaciones de descongelación. Algunos pescados están listos para cocinarse, mientras que para otros se sugiere una descongelación lenta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario